Clorindo Testa, en diálogo con Jorge RomanoFrancisco García Bazán

En un diálogo interdisciplinario, el maestro de la arquitectura Clorindo Testa y el Doctor en Filosofía Francisco García Bazán intercambiaron conceptos acerca de la manera a través de la cual se construye un hombre. La física y la metafísica reunidas bajo el paraguas de la creación.

Clorindo Testa, nacido en Nápoles en 1923 y adoptado por la Argentina, es el arquitecto más importante de nuestro país de la segunda mitad del siglo XX. El esplendor de sus diseños y la suntuosidad de las formas lo destacan. Artista plástico por naturaleza, sus obras constituyen un obsequio para los sentidos.

Sus palabras resumen su experiencia. Sus palabras ilustran su sabiduría. Así habló el profesional que dedicó toda su vida al arte.

?La arquitectura es lo mismo que el habla y el pensamiento: nació con el hombre y estuvieron siempre juntos. Lo que sucedía en las cavernas es lo mismo que ahora. (?) En mi caso pienso en ella las 24 horas del día; desde que me despierto hasta que me voy a dormir. El resto son pequeñas distracciones?.

Por su parte, el Dr. en Filosofía Francisco García Bazán propuso una teoría tan asombrosa como impactante. En síntesis, su tesis resume lo siguiente: ?La ciencia lleva a la fe?. A partir de esa afirmación, todos sus preceptos poseen visos iconoclastas.

En relación a la vinculación entre la arquitectura y la fe, García Bazán planteó su postura?

?Si una persona en el momento en que está creando se pusiera a reflexionar acerca de qué lo está moviendo dejaría de crear. Hay una especie de conciencia que nosotros llamamos aperceptiva sobre la cual no reflexionamos. Lo sensible nos sirve meramente de materia, pero la capacidad proyectiva es infinitamente superior. Y cuando uno está en esa situación aparecen ?chispazos?, entonces uno piensa: ?En realidad no hay algo que infinitamente me supera?. No digo nada?. Nosotros, tampoco.

La arquitectura es pura creación del espíritu; el espíritu es un creador natural de esperanza. La apoteosis de aquella encuentra su correlato en la fe.

Dos sabios. Dos miradas. Una pasión. Y cientos de llamas sagradas que acompañan cada palabra, cada gesto, cada horizonte de pensamiento y emoción.