Benaim

Luchó por la creación de una especialidad inexistente. Soñó con un destino alimentado por responsabilidades. Cimentó su carrera en la honestidad. Ayudó. Sirvió. Salvó vidas. Nutrió miles de ilusiones. Es el Dr. Fortunato Benaim, nuestro invitado.

?Dr. Benaim, encárguese de los quemados?; sin pretenderlo, aquella frase pronunciada por un colega suyo en el Hospital Argerich encauzó el derrotero del facultativo número uno en el tratamiento de quemaduras.

Miembro Honorario o Correspondiente de todas las sociedades iberoamericanas y estadounidenses de su especialidad, el Dr. Benaim protagonizó nuestro programa y dejó una estela reluciente de sabiduría y sueños.

Dueño de una retórica firme y convincente, se encargó de ofrecer los conceptos y enseñanzas que le han dejado sus más de seis décadas como profesional de la medicina. En primer lugar, nos regaló dos de los preceptos que han guiado su vida y le han permitido configurar su intachable carrera. Así los recordó?

?Quisiera repetir alguna de las 10 frases de un decálogo que en algún momento se me ocurrió escribir. La primera dice: ?No ser demasiado benévolo con la autocrítica?; es decir, que no todo lo que hacemos está bien. Uno tiene que ser juez de sus propias actitudes. Otra frase dice: ?Nunca cansarse de volver a empezar?; es decir, cuando uno inicia algo y no logra finalizarlo debe hacerlo hasta que salga bien. La continuidad en el esfuerzo es lo único que permite obtener el éxito?.

Académico de Número en la Academia Nacional de Medicina, premiado en la Argentina, Italia, Estados Unidos y la India y distinguido en Paraguay, Chile y Ecuador, resumió el significado de la senda trazada y brindó el consejo que día a día le dictan el fuego sagrado y el amor por lo que hace.

?La vida puede ser dividida en tres etapas: la formativa, en la cual uno aprende la profesión que quiere desarrollar cuando sea grande; la productiva, y la cosecha. Según cómo una persona se formó y según lo que produjo, después tiene el enorme placer de cosechar. Este es un mensaje para la juventud. Cada problema es un desafío; y ante cada desafío uno tiene que poner lo mejor de sí para superarlo?.

Él se encargó de cumplir con esa premisa desde aquel día en el cual el doctor del Hospital Argerich esgrimió la frase que rubricó su futuro.

Alguna vez, el Dr. Benaim dijo: ?Si no hay vocación, la medicina es una carga?. La suya nació fortuitamente. Ella y él recorrieron un camino repleto de compromisos. Y nunca se abandonaron.