El Dr. Juan Ghirlanda, presidente de la Academia Nacional de Medicina, y la Dra. Daniela González, joven prodigio de la Argentina, dejaron su brillo en el nuevo programa. La medicina de nuestro país y la formación de los profesionales, los ejes de la emisión.
En 1970, Juan Ghirlanda se doctoró en Medicina en la Universidad de Buenos Aires. En 2009, Daniela González obtuvo su título de Doctora. Casi cuatro décadas de diferencia aunadas por una pasión eterna: el amor a una vocación.
Algunas profesiones poseen fronteras inquebrantables que delimitan sus caminos. Algunas profesiones alimentan la esperanza colectiva y aplican anestesias generales a los dolores sociales. Algunas profesiones comprenden que la salud es la unidad que da valor al conjunto de la vida, entienden que preservarla es un derecho indelegable y que recuperarla es una apuesta a una nueva vida.
La medicina argentina se encuentra a la vanguardia. Sin embargo, el Dr. Ghirlanda, presidente de la Academia Nacional de Medicina desde abril de 2010, diagnostica algunos males. ?El gran problema que tenemos en el país es la cantidad de médicos que se forman. Lejos de satisfacer la ambición de muchos, lo que hace es crear muchos frustrados que no tienen la posibilidad de acceder a una fuente de trabajo digna, honorable y lógica. El país está fabricando una cantidad de médicos que no necesita. En algún momento debemos sentarnos a discutir cuál es la cantidad de médicos que tiene y cuál es la que debería tener?. Diestro y contundente.
Cuando tenía apenas tres años aprendió a escribir. Con 10 finalizó sus estudios primarios; a los 14, los secundarios. Con 19 años se licenció en Ciencias Químicas. Ya con 25 se convirtió en Doctora en Medicina. Es la Dra. Daniela González. Es un enorme talento argentino.
Con el Dr. Ghirlanda a la cabeza y la Dra. González como joven sustento, la medicina de nuestro país tiene asegurado su lugar en lo más alto del firmamento mundial. Claro está, aún restan erradicar ciertas anomalías; pero el derrotero de la profesión avanza.
Una nación se nutre con la valentía de los héroes que, silenciosamente y día a día, devuelven la vida a cientos de personas. El alma de cada médico argentino anida en el espíritu de sus pacientes. Como antes, ahora y siempre, ellos viven eternamente en el corazón de nuestros sentidos.